En el sillón rojo con la reportera de Los Angeles Times Diana Marcum y el fotógrafo Robert Gauthier

Las probabilidades de que las reservas de agua de California vuelvan a sus niveles normales son las mismas que las de una bola de nieve rodando precisamente por allí. El panorama no es alentador. Los lechos de los ríos están secos, las granjas no tienen suficiente humedad y los botes cayeron en desuso en todo el estado.

Si hay algo que ha crecido a partir de esta gran sequía, eso es la perseverancia entre muchos de los californianos. Al menos esa es la historia de la reportera de Los Angeles Times Diana Marcum y del fotógrafo Robert Gauthier, quienes realizaron durante tres semanas un viaje de 1.600 millas por las sedientas tierras del estado.

Acompañados por Murphy, el labrador perdiguero de cuatro años de Diana, ambos tuitearon y publicaron sus experiencias en un blog y en Instagram. A lo largo del camino curaron todo el contenido, la cobertura de la sequía para el diario, en su revista de Flipboard llamada #DrylandsCA.

Este proyecto es una continuación de la serie ganadora del Pulitzer que Marcum escribió en 2014 y que retrataba a aquellos que habían sido los más afectados por la sequía. Nosotros hablamos con Marcum y Gauthier sobre la planificación ese viaje, qué los sorprendió y qué le dirían a la gente sobre la sequía a partir de sus propias experiencias.

¿De dónde surgió la idea de salir a recorrer las carreteras?

DIANA MARCUM: Ya había escrito el año pasado sobre el epicentro de la sequía. Era algo casi “steinbeckiano” lo que estaba sucediendo en el Valle Central y yo tenía mucha curiosidad sobre lo que pasaba en todo el estado. Realmente quería verlo por mí misma, escuchar a la gente, saber qué sucedía allí y tener el sentido de realidad que uno adquiere cuando se lanza a la carretera.

El labrador de cuatro años de la reportera de Los Angeles Times Diana Marcum se sacude en Kelly’s Beach, un complejo de campamento en el río Kinsburg. Foto de Robert Gauthier

El proyecto previo había sido más del estilo de “Las viñas de la ira“. Se centraba en quienes luchaban por sus vidas. Este es más del estilo de “Viajes con Charley“; es decir, saliendo y hablando con la gente. Fue impresionante ver cuánta gente que nunca había puesto su vida en juego había sido afectada.

¿Cómo planearon el viaje?

ROBERT GAUTHIER: Durante el año había hablado con mis editores acerca de hacer una producción fotográfica de la vida a lo largo de los cursos de agua que explicara de dónde viene nuestra agua, pero más sobre la vida a lo largo de esos cursos y como el agua los afecta. Y luego vino la sequía.

Entonces, nos concentramos en las fuentes acuíferas y organizamos nuestros viajes a lo largo de esas líneas.

¿Qué encontraron?

DM:Nosotros bromeábamos que teníamos que confiar en el dios del periodismo. Creo que ambos somos personas que habitualmente planeamos todo cuidadosamente y este viaje fue todo lo contrario. Nos metíamos en cualquier cosa que sucediera ese día, en momentos concretos de la vida real.

Por ejemplo, estacionábamos para fotografiar una cosa y cuando estábamos tratando de llegar a algún otro lugar veíamos a un hombre que estaba regando sus rosas con el agua que había usado para lavar los platos, tratando de mantener vivas las rosas que había plantado con su esposa ya fallecida.

Fue una conversación corta, pero que nos llegó al corazón; es como estar recorriendo la carretera en la vida real. Encuentras a esa gente en el momento indicado y no son personas con las que uno está mucho tiempo pero que te dejan una impresión que golpea y resuena junto con muchas otras cosas que forman parte de la vida de uno.

¿Cómo conjugaste tu estilo fotográfico con este proyecto?

Joey Caniday, de vacaciones en el sur de California, prepara su kayak en Blue Lake. Foto de Robert Gauthier

RG:La inmediatez de todo convirtió al proyecto en un desafío. Para poder contar una historia, un fotógrafo necesita pasar cierto tiempo con una persona. A veces no teníamos más que 23 minutos con alguien, entonces era difícil intentar instantáneas ingeniosas. Sólo tenía que fotografiar lo que tenía frente a mí y tratar de hacer lo mejor como para reflejar el significado de lo que había allí e ir al siguiente lugar.

Y en lo que a estética se refiere, traté de retratar nuestro tiempo actual. No quería que las fotos evocaran la época del Dustbowl o del Works Progress Administration, no quería que fuera algo del pasado que la gente hubiera visto antes. Quería fotografiar el aquí y el ahora.

¿Qué cosas los sorprendieron?

Los asistentes a la celebración del 4 de julio sentados en los ahora secos amarraderos de botes cerca de la costa de Bass Lake. Foto de Robert Gauthier.

DM: Empezamos este viaje cerca del 4 de julio en Bass Lake, que queda cerca de donde vivo. Sé cómo se veía cuando tenía agua y puedo entender cómo se ve ahora. Los muelles estaban sobre el pasto, no había agua y no iba a haber fuegos artificiales porque el riesgo de incendios era muy alto. La multitud era una parte de la que habitualmente se reúne, pero se convirtió en una linda noche.

Bailarines con fuego, en una representación en Bass Lake. Foto de Robert Gauthier.

Nos hicimos amigos de esas personas que bailaban y hacían malabares con fuego, porque la gente pensó que si no se podían lanzar fuegos artificiales, había que tener algún tipo de llama y ahí estaban sentados alrededor del fuego, con cuatro autobombas en las inmediaciones. Y en lugar de fuegos artificiales, hubo un show de láser. De alguna manera, eso podía ser visto como patético, incompleto y triste; pero, “Dios, mira esa resiliencia: la gente todavía está aquí, todavía están bailando, comiendo helados, sentados en los muelles mirando a la nada y sentados en el pasto”. Eso estableció el tono del resto del viaje.

RG:Lo que más me sorprendió fue cómo la sequía estaba en boca de todos. Estábamos saliendo por la carretera y dirigiéndonos hacia pueblos realmente chicos, en lugares remotos donde la gente no lee los diarios ni mira las noticias todos los días. Era simplemente gente que vivía su vida y todos los que encontramos estaban listos para hablar de la sequía de una forma u otra, incluso sin proponérselo.

¿Qué tipo de música escuchaban durante el viaje?

RG:Cuando teníamos señal de FM, escuchábamos música country. Cuando no teníamos, escuchábamos la playlist de mi iPod.

DM:El que siempre aparecía era “Drive All Night” de Bruce Springsteen. Y cuando tenía algún momento para mí sola, mayormente cada noche antes de irme a dormir, escuchaba California Stars de Wilco.

¿Qué comían?

DM:Tratábamos de comer bien cuando podíamos, pero irónicamente comíamos muchas nueces y uvas secas.

Habiendo realizado este viaje, ¿hay algo que tengan para decirle a aquellos que saben poco acerca de la sequía?

DM:Queremos que El Niño venga, pero un año de lluvias no va a solucionar esta sequía.

RG:Si alguien está todavía buscando evidencias del cambio climático, sólo tiene que detenerse y mirar alrededor. La próxima gran guerra va a ser la del agua. Esta es una mirada al futuro con el que vamos a tener que lidiar.

Los detalles del viaje junto con la cobertura de la sequía los puedes encontrar en Los Angeles Times.

Y no olvides echarle un vistazo a The Shot, donde nuestros editores fotográficos destacan algunas de las fotos del viaje seleccionadas por Gauthier, así como las últimas noticias del mundo de la fotografía.

~NajibA está curando Some Media Noise

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