En el sillón rojo con la embajadora Melanne Verveer

La embajadora Melanne Verveer ha luchado durante más de 20 años por la igualdad de la mujer. Lo ha hecho desde su puesto en la Casa Blanca durante la administración de Bill Clinton, como directora ejecutiva de una ONG internacional, como la primera embajadora estadounidense para temas globales de la mujer bajo el mandato de Barack Obama y ahora como directora ejecutiva del Instituto de la Mujer, la Paz y la Seguridad de la Universidad de Georgetown . La revista de Flipboard del instituto, titulada ‘Women, Peace and Security’, examina la situación de las mujeres en el mundo y los problemas más acuciantes que enfrentan.  Hablamos con la embajadora Verveer de las mayores barreras que deben sortear las mujeres, lo que la inspira a ella y el uso que le da a Flipboard.

La igualdad y el empoderamiento de las mujeres ha acaparado su atención durante su carrera, ¿qué fue lo que la llevó por ese camino?

En términos de igualdad de la mujer en particular, creo que eso floreció completamente cuando empecé a trabajar con Hillary Clinton, cuando ella era la primera dama. Uno de los momentos fundamentales fue hace 20 años cuando estuve con ella en Pekín para la Cuarta Conferencia de la ONU sobre la Mujer, viendo las reacciones que su discurso provocaba y el hecho que ella le pusiera la voz a las luchas de muchas mujeres que estaban trabajando por el respeto de los derechos humanos, en muchos casos poniendo en riesgo sus vidas. Creo y ciertamente noté -y estoy segura de que ella sintió lo mismo-, que era un espacio muy importante para ella. En su condición de primera dama de Estados Unidos debía ser capaz de tener un impacto eficaz que ayudara a quienes estaban trabajando en ese terreno. Creo que eso fue significativo y nos abrió los ojos sobre cuánto debe ser hecho.  Fue un período esencial para mí y desde entonces estuve trabajando en eso, durante las pasadas dos décadas.

La discusión sobre la problemática de la mujer se ha expandido durante los últimos años. ¿A qué cree que se debe eso?

Primero, creo que ha habido un verdadero esfuerzo concertado sobre cómo eran comunicados estos temas. Son problemas de las mujeres, de eso no hay duda. Son fundamentalmente problemas relacionados con los derechos de la mujer y ese siempre será el caso.  Creo que aprendimos que si íbamos a influir en quienes toman las decisiones, que siguen siendo mayoritariamente hombres,  teníamos que presentar nuestras posturas con datos y una terminología que ellos pudieran entender… Si te desenvuelves en el sector privado, el poder de compra de las mujeres se transforma en un factor que se tiene en cuenta. Las mujeres concentran entre el 70 y el 75% del poder de compra en el mundo. Sabemos  que las mujeres gastan su dinero de manera diferente, sabemos que cuando tienen ingresos eso tiene múltiples efectos porque invierten en sus familias y en la comunidad, destinan dinero a educación, salud y nutrición y en todas esas cosas que elevan el estándar de vida de ellas y de sus entornos.

Segundo, el paradigma está cambiando hacia el reconocimiento de que las mujeres no son sólo víctimas. Por supuesto que ellas son sometidas en todo el mundo, todavía de una manera horrorosa, pero las mujeres son más que eso. Son generadoras de cambio. Como me dijo una mujer una noche en Afganistán: “Dejen de mirarnos como víctimas y empiecen a mirarnos como las líderes que somos”.  Las mujeres tenemos organizaciones, tenemos voz, tenemos capacidad y lo hacemos a nuestro propio riesgo y no estamos aprovechando esa capacidad. Sabemos que una de las mejores inversiones para el desarrollo que se pueden hacer es educar a las niñas, invertir en el empoderamiento de las mujeres. Eso ha tenido los resultados con los más más altos rendimientos en cuanto a lo que queremos ver en términos de desarrollo humano.

Leí que usted decía que la autoestima es una de las barreras que aún subsisten para las mujeres. ¿Cómo se puede superar eso?

He visto eso, literalmente, durante 20 años. Una de mis primeras experiencias en la Casa Blanca fue el trabajo que hizo Estados Unidos para acelerar el proceso de paz en Irlanda del Norte en tiempos de conflicto entre católicos y protestantes. Llegué con la primera dama de ese momento, Hillary Clinton. Nosotros teníamos gente en el terreno que estaba trabajando en ese proceso. Una de las primeras cosas que uno de ellos me dijo es que las mujeres no se tenían confianza. Les habían dicho durante mucho tiempo que ellas no pertenecían a eso y entonces eso se transformaba en el primer obstáculo. Francamente ese fue un obstáculo imprevisto. Pensamos que tenían que ir directamente a uno de los problemas más importantes, cómo iban a ser económicamente motivadas. Lidiar con la autoestima y sus niveles de confianza era algo que necesitaba ser reforzado, plantearnos cómo trabajar con eso para lograr que entendieran lo valiosas que eran, así como sus organizaciones.

Esa brecha en la confianza se manifiesta por sí misma cuando las niñas no levantan la mano en clase aunque sepan la respuesta. Eso se manifiesta en sentirse que una no es perfecta y por ende una no habla cuando una tiene algo que decir en una reunión en la que se toman decisiones.  Tenemos que hacerlo mejor. Tenemos que reconocer que todavía hay problemas en materia de autoestima y confianza y tratarlo en los primeros años de escolaridad de las niñas.

Silicon Valley ha llamado la atención por la poca representación de la mujer en la industria. ¿Qué cree que es lo que más duele de esa baja representación?

En la industria tecnológica los números no están ni cerca de lo que debieran ser. Pero no sólo se trata de números. En cualquier industria, las experiencias que una tiene enriquecen el entorno, aportando diversidad, creatividad, componentes innovadores y eso es algo que cualquier industria necesita si quiere tener ese tipo de resultados que todos describiríamos como aquellos que expanden las fronteras.

En países en vías de desarrollo incluso los teléfonos celulares son una herramienta increíble para el empoderamiento de una mujer. Un simple celular le puede proveer información en materia de salud que de otra manera no tendría. Le puede enseñar a leer, le puede indicar dónde está el mercado ese día, de manera que no camine kilómetros y kilómetros sólo para encontrar que ese día no hay mercado.  Le puede ayudar con los inventarios en los mercados. Pueden ser una herramienta para prevenir los actos violentos perpetrados contra las mujeres ya que pueden utilizarlo para alertarse entre ellas o para llamar a las fuerzas de seguridad. Lo más increíble es que finalmente crearán bancos móviles. Esto, de muchas maneras, es el futuro. Si las mujeres no pueden acceder a ese futuro, quedarán muy retrasadas.

¿Qué cree que Hillary Clinton, al competir por la presidencia, le aportará a la discusión y que ahora falta?

Creo que debatir esos problemas que han sido el tema de conversación entre usted y yo: los problemas de la mujer. No me gusta llamarlos así, pero impactan mayoritariamente en las mujeres, a pesar de que tienen tremendas implicancias para toda la sociedad. Esos son temas a los que ella nunca les ha rehuido… la problemática del cuidado de los niños, lo que permite que los padres trabajen, ser buenos padres y ser buenos trabajadores. Y permitir que las mujeres sean remuneradas en condiciones de igualdad por el trabajo que hacen. Esos son grandes temas y creo que ella viene con un arsenal de talento, experiencia y habilidad para hablar de ellos de una manera más significativa.

Su revista en Flipboard se centra en la intersección de temas como mujer, paz y seguridad. Se concentra en lo que las mujeres hacen y lo que pueden hacer en el mundo. ¿Qué es lo más la inspira?

Yo estoy siempre inspirada y mirando los artículos (en la revista) de muchas maneras porque uno ve la acción de las mujeres en pleno desarrollo. Uno ve a mujeres en situaciones en las que ninguno de nosotros querría estar, situaciones de conflicto donde ellas pagan un pecio muy alto y con gran riesgo, a menudo de sus propias vidas. Ellas están dispuestas a jugarse a sí mismas donde estén, hasta el punto de que pueden ser una pieza importante en la solución de los problemas. Eso es lo que me inspira. Creo que es por eso que he estado con este tema durante los últimos 20 años, porque las veo en las primeras líneas pugnando por el cambio y eso está ocurriendo en todas partes del mundo. Muchas veces son empujadas a retroceder pero ellas no renuncian. Continúan luchando porque a través de esa lucha van a venir tiempos mejores.  Muchas de ellas no los verán durante sus vidas, pero lograrán que las cosas sean diferentes para sus hijos y para otros miembros de la sociedad.

~GabyS está curando “Words to Live By

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