En el sillón rojo con la directora ejecutiva y presidente de UNICEF en EE.UU., Caryl Stern

Caryl Stern ha pasado casi 30 años abogando por los niños alrededor del mundo, actualmente como la cabeza del Fondo de Estados Unidos para UNICEF. Como hija de un sobreviviente del Holocausto, ella y su hermano fueron criados para “ser cualquier cosa que quisiéramos ser”.  Ese es el mensaje que le da a su propia familia y el que lleva a todos los rincones del planeta. Esta autodenominada “madre judía” nos habló sobre su fe, inspiración y lo que ha aprendido acerca de cómo prosperar tanto en el trabajo como en el hogar.

Has sido descrita como la “madre judía del mundo”. ¿Te sientes así?

La gente siempre me dice, “eres como la madre del mundo”. Es particularmente oportuno porque cada vez que llega Halloween, la gente siempre me dice, “deberías disfrazarte de algo relacionado con mamás”. Cuando pienso en lo que una madre judía significa para mí, es alguien que se preocupa lo suficiente para actuar, no se limita a pensar. Y eso obviamente no es exclusivo de una madre judía, pero para mí, como crecí con una madre judía, es lo que pienso que es. En ese sentido, supongo que lo soy. Yo definitivamente estoy lo suficientemente preocupada como para actuar. Pero creo que a veces la gente piensa, debido a que tengo el privilegio de estar en este fenomenal trabajo, que de alguna manera yo soy más altruista que cualquier otra persona, y definitivamente no lo soy. Esto es sólo algo que me apasiona.

¿Crees que tu fe o tu religión juega un rol en tu trabajo día a día?

Mi fe definitivamente juega un rol en mi día a día. Mi madre fue una niña del Holocausto y a ella la enviaron a este país cuando tenía seis años con su hermano de cuatro. Su madre tuvo que tomar esta agonizante decisión: ¿abrazo a mi niña y la mantengo cerca o la dejo ir para salvar su vida? Una mujer amiga de la familia, de quien mi madre y su hermano sólo saben el apellido (nunca supieron su primer nombre), los trajo a Estados Unidos. Ellos estuvieron en un orfanato aquí en Nueva York por dos años. Mi madre siempre habla de cómo una persona salvó su vida y de que una persona puede cambiar el mundo, lo cual es en gran medida una creencia judía. Si tú salvas una vida, tú salvas el mundo, eso es lo que el Talmud te enseña.

Al mismo tiempo, mi abuelo estaba en el MS St. Louis, también porque era judío y estaba huyendo de los nazis. A ese fue el barco al que no se le permitió atracar en ningún lugar, el mundo básicamente le dio la espalda a esos pasajeros. La mayoría de ellos perecieron a manos de los nazis. Mi abuelo fue uno de los pocos que sobrevivieron y yo lo conocí. Eso es lo que sucede cuando el mundo da la espalda, la gente se muere. Eso también va muy de acuerdo con la creencia judía, que fuimos puestos en la tierra para terminar lo que Dios empezó. Ese es el concepto de tikkun olam, sanar el mundo, completar lo que Dios empezó. Yo crecí en una casa en la que esos fueron los dos temas que predominaron en mi infancia.  Y son definitivamente lo que me impulsó a incursionar en esta carrera que tengo y están en mi mente cada día.

Cuando piensas en todos los niños y las madres que has conocido, ¿hay alguno o alguna que sobresalga particularmente y siga inspirándote?

Hay una madre que se quedó conmigo para siempre porque yo sostuve su mano cuando su bebé murió. Su bebé murió de tétanos en Sierra Leona. La madre tenía unos 19 años. El bebé tenía, creo, seis o siete días. Setenta centavos pudieron haber prevenido esa muerte. Tres dólares con setenta centavos habrían lo habrían curado. Una era la inmunización, la otra era medicación. Ninguna estaba disponible en el área de Sierra Leona donde estábamos. Ella no tenía idea de quién era yo. Yo era sólo una mujer que apareció en aquel sucio y pobre hospital donde su bebé estaba muriendo. Yo no hablaba su lengua, ella no hablaba la mía, pero ella pasaba por tal dolor como madre al ver sufrir a su niño, que yo sólo pude jalar una silla cerca de ella y tomar su mano. Éramos sólo dos mamás agarradas de la mano. Yo vi a su bebé morir; fue la primera vez que vi a alguien morir. Yo supe que el bebé estaba muerto antes que ella y salí a buscar a un trabajador de asistencia médica para que se lo informara. Este entró a decírselo y nunca, nunca olvidaré el sonido de los sollozos de aquella mujer al saber que su niño había muerto. En esa época, 26 mil niños morían diariamente antes de cumplir cinco años, por causas prevenibles. Siempre supe que era un número horroroso, pero en ese momento era un niño y una madre, y yo lo vi. Y entendí que incluso uno era demasiado.

Tú tienes una gran oportunidad para realizar el cambio, pero puede parecer una tarea de enormes proporciones para los que no tenemos esa exposición. ¿Cuál es tu consejo para los que no sabemos por dónde empezar?

Empieza por hacer lo que mejor haces. Si eres un escritor, escribe sobre eso; si eres un artista, pinta sobre eso; si eres una mamá, enseña a tus hijos sobre eso, asegúrate de que su establecimiento escolar los hace ciudadanos globales. Y si eres un líder corporativo, piensa en cómo puede tu corporación impactar al mundo para hacerlo mejor. Y si eres estadounidense, piensa en que hay una próxima elección de nuestro líder primario. ¿Cuál es su posición respecto a la infancia? ¿Qué harán para reducir la mortalidad de niños menores de cinco años? Hagamos que nuestros niños sean una prioridad en las campañas. Pongamos a nuestros niños primero. Hay muchas cosas que puedes hacer, y luego siempre puedes hacer un cheque o donar. Necesitamos promoción, que todos pueden hacer; necesitamos dólares para satisfacer necesidades inmediatas y necesitamos ideas creativas y brillantes que nos ayuden a resolver los problemas. Y necesitamos una generación a la que le importe. Todos nosotros podemos generar un cambio en estas cuatro cosas.

¿Cómo crees que la tecnología y organizaciones como UNICEF podrían trabajar conjuntamente?

Soy lo suficientemente mayor para recordar cuando llegó la TV a color. Me acuerdo de cuando tuvimos nuestra primera televisión a color y recuerdo cuando cada familia tenía una sola televisión. Era el lugar de reunión social y estaba en las salas de todos. Después vino este contragolpe sobre cómo la televisión es mala para los niños.  Llega Plaza Sésamo y cambia el paradigma de ¿es la TV mala para los niños? a ¿cómo hacemos que la TV sea una herramienta útil para enseñar y entretener a los niños? Todo el campo del entretenimiento se abrió. Así que yo veo lo que estamos haciendo como un nuevo cambio de paradigma. No es ¿es la tecnología buena o mala para tu niño?, sino ¿cómo te aseguras de que se use para bien y cómo la usas tú para su mejor intención?

Para todo lo que nos asusta en cuanto a un niño y su computadora, el mejor filtro es un padre o un adulto. Nosotros los adultos podemos mirar la tecnología y darle un buen uso. Eso es lo que UNICEF está tratando de hacer con UNICEF Kid Power.

Sé que has publicado los correos electrónicos que les escribiste a tu familia cuando estabas lejos. ¿Es la comunicación el mejor consejo que tienes para balancear la vida laboral y la familiar?

Tengo tres hijos y dos nietos ya. Pienso que el truco para balancear familia y trabajo es recordar que se trata de familia, no mamá y trabajo. Es familia y trabajo. Yo tengo un gran marido y creo que se necesita un gran socio. Mis hijos entienden que yo viajo y hago cosas descabelladas para mantener esa comunicación viva. Me llevé la tortuga de peluche de mi hijo a todos lados y tomé fotos de la tortuga en cada sitio en el que estuve. Llevé la tortuga a China, la llevé a innumerables países africanos, a cada persona famosa que conocí le tomé una foto con la tortuga. Así mi hijo tuvo a su mejor amiga viajando conmigo. Cuando volví a casa y la acosté en su cama, la tortuga fue a dormir con él y le pudo contar todo lo que hicimos.

Tenemos tres cosas. Yo llamo cada mañana sin importar dónde esté para darles los buenos días. Llamo cada noche para darles las buenas noches. Mis hijos saben que deben tener una cosa que decirme cada vez  que llamo. Realmente he aprendido que se trata de calidad, no de cantidad. Es ese trayecto en auto en el que puedes realmente escuchar qué está pasando con ellos. Es siempre asegurarte de que saben que son amados. He hecho tareas de matemáticas por teléfono satelital desde un campo de refugiados en Darfur. También he cantado canciones de cuna en esas circunstancias. Al mismo tiempo he tenido el privilegio de estar ahí cuando mis hijos me han necesitado realmente. Si estoy en Nueva York, salgo de la oficina, me voy a casa y ceno con ellos. Mi familia es mi prioridad. Elegí tener una familia. Tomo las llamadas de mis hijos o de mi esposo a como dé lugar. No me importa quién esté sentado en mi oficina, he tomado esas llamadas en la ONU y en la Casa Blanca. También invito a todos los que trabajan para mí a hacer lo mismo. Tenemos que poner a nuestras familias como nuestra prioridad.

La inseguridad daña relaciones tanto en el hogar como en el trabajo. ¿De dónde crees que proviene tu seguridad? ¿Hay alguna forma de solucionar el rezago en la confianza de las mujeres en particular?

Creo que sueno más segura de lo que probablemente soy. Creo que todos estamos asustados en el interior. Fui a la universidad cuando tenía 16 años y la abandoné tres semanas después. Mi padre me dio 24 horas para volver a la escuela o conseguir un trabajo. Terminé en un colegio de la comunidad. Como hacía tres semanas que había empezado el semestre, tenía una clase de escritura creativa y una de gimnasia, una de matemáticas y una de teatro. En realidad tomé la clase de teatro porque era la única abierta. Tuve un director de teatro fenomenal. Yo no era alguien de teatro, nunca había actuado, así que era regidora. Tres días antes de que estrenáramos arrestaron a la protagonista. Necesitaban alguien que tomara el protagónico. Yo era la única persona que había estado en todos los ensayos. Me sabía cada línea de cada papel de la obra, así que me dieron el papel principal aún cuando no había estado en ninguna de sus producciones anteriores.  Justo antes de entrar al escenario en la noche del estreno, el director se acercó y me dijo, “Esto es lo importante, Caryl, tú no olvidas las líneas, a ti sólo no te importa decirlas.” Todo es cuestión de actitud. En mis momentos más sagrados, todavía escucho esa oración en mi oído.

Lee ocho revistas de UNICEF sobre la crisis de niños refugiados, trabajo infantil, lucha contra el hambre infantil y otros temas en Flipboard, donde han estado curando contenidos desde 2013.

Child Refugee Crisis

Child Labor

Let No Child Die of Hunger

~GabyS está leyendo Meet the Press

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